México es un país con miles de realidades, y parece que, para cada una de ellas, debería existir una intención de voto. A dos meses de la próxima elección presidencial, muchos “tenemos” el diagnóstico y la “solución” a los muchos problemas del país, pero obviamente nuestra cosmovisión es incompatible con la de otros.
A 12 años de la elección de 2006 creo que no hemos aprendido nada. Recuerdo el pantano al que nos llevó aquel proceso, me dejé de hablar con amigos muy queridos porque nuestra visión era totalmente divergente. Hoy el país está nuevamente polarizado, y vemos mucha tensión en las redes y en las sobremesas familiares. Nuevamente el centro de la polarización es López Obrador y su tercer intento por llegar a la presidencia, y tanto gente a favor como en contra, ponen al político en medio de un lavabo lleno de vísceras del rastro de su concepción política para explicar sus razones.
Entiendo que a muchos les parezca incomprensible que uno pueda votar por el Peje; como a mí me parece inverosímil que alguien pueda votar por el PRI o que le crean a Ricardo Anaya, pero ¿te has puesto a pensar cuales son las razones por las que votamos? ¿Existe eso del voto razonado? El escritor Jorge F. Hernández, en un diálogo que una vez tuvo con Juan Villoro para el diario español El país, decía que a México le hacía falta urgentemente psicoanálisis. Sería muy interesante echar una mirada hacia adentro, y eso va mucho más allá de participar en nuestros procesos electorales. Pensamos que emitiendo un voto o discutiendo apasionadamente la política en las redes sociales, estamos haciendo un esfuerzo grandísimo hacia con la patria, pero el problema es mucho más profundo. Y cuando nos reflejamos en el espejo del país y vemos nuestra cosmovisión trastocada por tres estudiantes que fueron asesinados y disueltos en ácido, nos resulta más fácil dirigir la mirada hacia otro lado, hacia el proceso electoral para encontrar una forma en la que justifiquemos nuestra participación.
El acto de votar está constituido por un sin fin de subjetividades singulares. Votar es un acto irracional, quizá una manifestación del inconsciente, una verdad personalísima, votamos quizá influenciados por la educación política en la familia, por fobias, filias, prejuicios, por eso votar no es un acto cargado de conciencia. No encuentro en ninguna parte eso que llamamos voto razonado. La lucha encarnizada por el poder no puede dar espacio a otro tipo de razonamientos, la gente se soporta más en sus miedos que en análisis más sesudos.
En el transcurso del proceso electoral escuchamos de todo, más ahora en que se hacen reducidísimos análisis políticos a través de las redes de manera silvestre, como decir que no hay nada peor que un pobre votando por la derecha, o muchos no pueden entender que un hombre rico sea un histórico votante de la izquierda. O ¿Cómo nos podemos explicar que dos personas sumamente informadas, con niveles de estudio elevados a nivel maestría o doctorado, que perciben buenos ingresos, de pronto puedan tener una concepción política tan diferente? No quiero entrar al terreno de relativizarlo todo, pero pienso que simplemente hay circunstancias que se ven desde diferentes prismas.
Hace poco escuché a alguien decir que la llegada de X candidato le convenía —por cuestiones de posiciones de trabajo y esas cosas—, y está bien, si te conviene, vota por él. El acto de votar es sumamente subjetivo, y de pronto pienso que no hay otra forma de emitirlo, ¿qué tanto discutes con tu tía que no puede dormir por el miedo que le tiene a López Obrador? No sé qué tan romántico pueda ser (o que tan absurdo) pero apostaría más por el voto en silencio, quizá acallar el bullicio histérico de una masa de votantes que no sabemos mucho, o más bien, solo sabemos muy poco, podría darnos claridad.
Por eso hago una defensa al derecho que tenemos de votar por quien se nos pegue la gana; pero por favor deja de pendejear a la gente y de tacharla de ignorante porque no piensa igual que tú, deja de infundir miedo con noticias falsas, checa tus fuentes, y no compartas notas de páginas patito, y si quieres, trata de aportar un poquito más al debate que simples memes. Hagamos un esfuerzo por defender la tolerancia, igualmente defendamos el derecho a reivindicar la historia por medio de unas elecciones limpias.