Castillos en el aire
Los focos amarillos anunciaban el número ganador de la Lotería Nacional: 16844. En cuanto Julián lo vio, supo que correspondía a la serie que él vendía y lo mejor, sabía quién era el comprador: Rodolfo, un niño de 10 años e hijo de un comerciante, que desde unos meses atrás le compraba un cachito con ese mismo número. Era el año de 1958 y desde que comenzó a trabajar como boletero —20 años atrás— nunca había vendido un billete que le pegara al premio mayor.
Julián tomó un taxi y se fue de volada a casa de la familia Medina en la colonia Industrial. Tocó la campana con desesperación, eran casi las 12 de la noche, y adentro se encendió una luz. Don Eliseo se asomó por la ventana. Los perros de toda la calle comenzaron a ladrar.
—¿Quién carajos toca así? —gritó don Eliseo.
—Soy yo, J...